Las características del agua del acuario afectan a la salud de los peces y de la flora que también vive en el acuario por lo que su calidad es determinando para el desarrollo correcto de peces y plantas.
Normalmente, el agua del grifo está tratada con cloro y cloraminas, lo que es perjudicial para los peces. Podemos eliminar este cloro con productos químicos. También se puede quitar el cloro aireando el agua (por evaporación). Las cloraminas son más complicadas de eliminar. Se debe hacer para ello un filtrado con carbón activado durante unos 15 días, según la calidad del carbón y de las toxinas que haya en el agua.
La dureza del agua también es algo que debemos tener en cuenta. Se trata de la cantidad existente en el agua de algunas sales de calcio, magnesio, sulfatos, nitratos y clorados. Existe dureza permanente y dureza temporal. Los peces, por lo general, prefieren vivir en agua blanda a media dura, siendo bueno un gh de entre 3 y 8 grados. Cuando estamos ante un agua dura o muy dura podemos ablandarla con resinas catiónicas o desechables. También se puede ablandar mezclando el agua del acuario con agua de lluvia, en proporción, en general, de dos partes de agua del grifo por una de lluvia. Si queremos endurecer un agua blanda podemos añadir sulfato de calcio.
Se tiene que tener en cuenta, además, qué tipo de cuidados podemos proporcionar al acuario, ya que si pasamos mucho tiempo fuera de casa deberemos utilizar unos u otros productos para tratar el agua. El tanque puede funcionar independientemente durante dos o tres semanas, siempre que tengamos un comedero automático y un temporizador para apagar o encender la luz.
En cuanto a los cuidados básicos del agua, deberemos revisar su temperatura, el filtrado, cambio de agua (al menos una vez semana un 20% del total), mediciones de nitritos, ph, kh y gh, etc.
