El aseo del gato persa

Son mascotas limpias pero necesitan cuidados.

El gato persa es un animal muy limpio aunque de vez en cuando deberemos darle un baño. No es algo que le encanta pero si le hablamos con cariño y lo hacemos con tranquilidad lo aceptará gustoso.

La temperatura ideal será de unos 38 grados y podemos poner una toalla en el fondo de la bañera para que no resbale. Evitaremos que le entre agua en su oído y la cara será la parte del baño que menos le guste. Lo aclararemos con mucha agua para evitar que queden restos de champú.

Secaremos todo lo que sea posible con una toalla y el resto con secador, sin ponerlo muy cerca del gato porque le puede asustar, y a una temperatura que no le queme. Peinaremos a pelo y contrapelo mientras dejamos el pelo sin ningún tipo de humedad.

A la hora del cuidado diario del pelo del gato persa, deberemos peinarlo todos los días para evitar nudos y también prevenir que se traguen bolas de pelo que puedan dañar su estómago y su salud. Le podemos poner malta en la pata para contribuir a que el pelo no se quede en su estómago o intestino. Las zonas más conflictivas en cuanto a nudos serán a tripa, las axilas, los cuartos posteriores, la cola y el pecho.

Limpiaremos los ojos del gato persa con gasa estériles o pañuelos de celulosa que podemos empapar con agua hervida templada o suero fisiológico también tibio. Después, secaremos con pañuelos. En cuanto a los oídos, utilizaremos productos específicos para ello.

Cuando aseemos al gato persa aprovecharemos el momento para investigar su piel y comprobar si tiene parásitos como piojos o pulgas, o algún corte o herida. Estudiaremos también las zarpas por si tiene algún objeto incrustado o también alguna herida.

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