El axolote es una inusual mascota muy exótica, un anfibio de la familia de los Ambystomidaes que se caracteriza por su resistencia y dureza. Son fáciles de criar en cautividad y las hembras son más grandes que los machos, más robustas, con la cabeza más pequeña y más ancha.
El axolote es un animal carnívoro con unos dientes diseñados para agarrar y no tanto para morder o agarrar. Por este motivo tragan el alimento entero y casi cualquier cosa que quieran comer cabe en su boca.
A la hora de darle el alimento al axolote, podemos utilizar pinzas pero esto puede hacerle daño, ya que intentará comerla y se lastimará. Por ello, los expertos recomiendan darle la comida con los dedos, sin miedo, porque los dientes no harán daño a su dueño, les enseñaremos a comer de forma práctica y entablaremos un contacto más directo con ellos. Lo que deberemos hacer es simular que la comida que damos al axolote está viva, en caso de que optemos por alimento muerto, porque esto les estimula y facilita la ingesta.
En caso de que le demos al axolote alimento vivo podemos optar por tebos, grillos, arañas, mariposas, polillas, gamares, dafnias, renacuajos, pedazos de pescado, pedazos de camarones, gránulos a discus, a cichlidés o a truchas, tubifex (vivo o seco), lombrices, babosas (es asqueroso y mancha mucho pero se las comen bien), crías de ratón sin pelo (se les dan previamente muertas), peces pequeños (guppys, platys, etc…).
También podemos darle alimento fresco o descongelado como larva roja de mosquito, trozos de pescado, trozos de corazón de vaca (algunos ejemplares no digieren muy bien la carne, dársela sólo de vez en cuando).
A la hora de acondicionar el acuario, deberemos tener en cuenta que la temperatura del agua no debe superar los 20ºC y la mantendremos a unos 10ºC durante la hibernación. La temperatura también influirá en la distribución de la comida, ya que si está en sobre los 20ºC le deberemos alimentar todos los días, pero si la temperatura es más baja podemos darle de comer una o dos veces por semana. Cuando le demos carne limpiaremos los restos que no haya ingerido, ya que estos podrían descomponerse y ensuciar el agua.
El acuario de nuestro axolote deberá tener un tamaño lo suficientemente grande para moverse y nadar y también deberemos decorarlo de manera que se asemeje lo más posible a su hábitat natural.
Foto: Esteban Acquaviva