El camaleón, la luz y el calor

Muchas especies tienen diferentes necesidades de iluminación.

El camaleón es una especie que proviene de zonas muy cálidas y lo podemos ubicar en un invernadero, que se caliente con el sol y se enfría por la noche. En su nuevo hogar, facilitaremos al camaleón microclimas especiales con zonas más húmedas y frescas para que pueda colocarse ahí cuando sientan calor.

Deberemos tener caliente el invernadero para que cuando llegue la noche la temperatura no sea menor de 10ºC. Por lo general, el camaleón acepta mejor las temperaturas bajas que las altas, aunque con matices. Así, el Chamaeleo pardalis no soporta temperaturas que bajen por debajo de los 12°C.

Para acertar parece que lo mejor es encontrar un valor medio. Por el día la temperatura tendrá que estar en el rango de temperaturas de actividad y deberemos facilitar a nuestra mascota una fuente de luz para que el camaleón se caliente a la temperatura que desee. Por la noche deberemos reducir la temperatura, algo que en el terrario lograremos apagando la iluminación y la calefacción. Lo adecuado puede oscilar entre los 16-18ºC durante el día y una reducción de unos 7 a 9ºC por la noche.

El terrario puede calentarse de muchas formas. Los pequeños podemos hacerlo con un cable calefactor y los grandes con bombillas especiales para reptiles, con reflectores “spot” o con lámparas halógenas.

Es importante que los camaleones no puedan tocar las bombillas porque podrían quemarse las escamas. Así, cuando decoremos el terrario deberemos dejar al menos una distancia de cuatro centímetros en la lámpara y el camaleón. Para ello podemos poner ramas para que haya espacio entre las lámparas.

La intensidad de la luz influye en su comportamiento de caza e incrementa su vitalidad. Por ejemplo, el camaleón de Jackson (Chamaeleo jacksonii) precisa una intensidad luminosa de al menos 100 lux para capturar animales para alimentarse. Una bombilla incandescente de 40 vatios produce sólo 35 lux a una distancia de un metro. Y lo que sucede es que los camaleones no muestran sus pautas naturales de comportamiento al completo si no existe una mínima intensidad de luz.

Podemos iluminar el terrario con lámparas fluorescentes de cierta potencia, con las de vapor de mercurio y las halógenas. Si el habitáculo es pequeño bastará con único tubo fluorescente, pero si tiene una altura de 50 cm será necesario ya dos tubos, y si es mayor la altura deberemos hacernos con lámparas más potentes, en proporción al tamaño.

Las lámparas de luz solar producen una iluminación bastante parecida a la del sol y con los tubos fluorescentes se ha comprobado que la mezcla de tubos de luz solar y tonos cálidos es la más atractiva. También deberemos usar reflectores de buena calidad, ya que la luz aprovechada puede incrementarse en un 40%. Por su parte, los “spot” halógenos son perfectos como fuentes puntuales de luz para complementar la luz de los tubos fluorescentes. Hay que tener en cuenta que necesitan un transformador, por lo que se recomienda conviene compararlos cuando se van a usar para varios terrarios.

Las condiciones naturales deberían estar reproducidas con estos periodos de iluminación, o bien mantenerse durante 12 ó 14 horas al día. También se consiguen buenos resultados teniendo al camaleón en el jardín durante el verano (no en libertad). El animal revive al sol, aumenta su actividad y sus colores se avivan.

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