El camaleón es un animal con características especiales con el que podemos convivir en casa si seguimos unas pautas de cuidado. Se trata de animales insectívoros, cuando son jóvenes comen a diario y ya cuando son más mayores, unas tres o cuatro veces por semana.
Si optamos por tener un camaleón en casa deberemos tener en cuenta que precisan unas buenas condiciones de luz, temperatura y humedad; además, son muy sensibles a los cambios bruscos de ambiente.
En cuanto a su carácter, son algo tímidos y no se dejan mimar en exceso. En el lugar que habilitemos para que viva deberemos tener en cuenta el proporcionarle espacio suficiente para que trepe, con, por ejemplo, troncos (viven exclusivamente sobre los árboles) y mucho follaje para que puedan camuflarse con facilidad. Por ello, la jaula deberá ser grande y es recomendable que las paredes sean de malla de alambre y no de vidrio para permitir una buena ventilación. Necesitan una humedad del 80% y calor y radiación UVB/UVA a través de tubos para reptiles. No obstante, será mucho mejor si lo expones a la luz natural del sol, al menos una hora por día, en una ventana abierta o en el exterior de tu casa. Por la noche, apaga las luces y la temperatura bajará entre 5 y 10ºC.
Respecto a su alimentación, el camaleón no bebe agua de un recipiente sino que la consiguen lamiendo las hojas húmedas del ambiente. Por eso, es fundamental establecer un correcto sistema de goteo que caiga sobre el follaje. La dieta principal del camaleón se basa en grillos, una dieta que podemos completar con tenebrios, zophobas, saltamontes, gusanos de seda, langostas, moscas, cucarachas, etc. Todos los insectos deben ser de criadero para que no existan restos de pesticidas que puedan intoxicar al camaleón.
Las mejores horas para alimentar al camaleón son a media mañana, cuando su cuerpo ha alcanzado su temperatura óptima y tiene mucho tiempo por delante para hacer una correcta digestión. Debemos evitar alimentar a nuestro camaleón a última hora de la tarde.