Elegante, inteligente, sensible, testarudo, activo y gran compañero. Así es el dálmata, una mascota cuyo mantenimiento es sencillo y que nos regalará grandes momentos a su lado.
A la hora de cuidar a nuestro dálmata basta con cepillarlo de manera regular y llevarlo a pasear cada día para que consuma algo de su energía casi inagotable. En casa necesitará espacio suficiente para que esté cómodo.
Es aconsejable que no duerma fuera del hogar porque su pelo corto no le protegerá del frío. Para que éste se mantenga fuerte y brillante lo cepillaremos todos los días y podremos darle un champú anticaída si vemos que pierde más pelo de lo normal. El dálmata resulta fácil de adiestrar y dará pocos problemas a la hora de bañarlo, ya que tiene un sentido de la higiene muy desarrollado.
La sordera es una enfermedad bastante habitual en el dálmata y a la que es propenso. En algunos casos, esta lesión en el oído está desde el nacimiento. Además, tienen predisposición a que se formen cálculos de uratos.
Si hacemos que nuestro dálmata se mantenga entre los 22 y 25 kilos, podremos disfrutar de él durante mucho tiempo. Se trata de una mascota con necesidades nutritivas distintas a otros perros debido a su metabolismo y esa facilidad a que se le formen cálculos urinarios de uratos, que podemos prevenir con una dieta adecuada. Estas piedras se forman en los dálmatas porque excretan ácido úrico en la orina en lugar de alantoína, como el resto de los perros. El problema es que el ácido úrico, al contrario que la alantoína, no es apenas soluble en agua y por eso tiende a precipitar formando cristales o cálculos, sobre todo si la orina es concentrada y con pH ácido.
Para prevenir la formación de estos cálculos en el dálmata podemos diluir la orina aumentando el consumo de agua; alcalinizar la orina ya que los uratos son más solubles en un pH alcalino, o darle una combinación de alimentos que sean relativamente bajos en purinas, para que también la producción de ácido úrico sea bajo.