No es difícil cuidar a un loro. Pero tampoco pensemos que se trata de meter al animal en su jaula y olvidarnos. No, ni mucho menos. Para tener un loro en casa hay que estar preparados. Tanto mental como logísticamente.
Un loro es alegría, es diversión, es sonrisa. Pero también puede ser pesadez, cansancio. Carcajadas, gritos, palabras. ¿Estamos realmente preparados para eso? No todas las personas aceptan con igual actitud a este tipo de animales. Suponemos, como es lógico, que si estamos decididos a traer un loro a nuestro hogar es porque queremos vivir esto.
Antes de que el loro llegue a casa
Es muy importante que cuando el loro llegue a casa tenga ya absolutamente preparado su hogar. La jaula ha de estar desinfectada y montada. Es preciso que se encuentre totalmente cómodo al llegar a su nuevo lugar de residencia. Los recipientes de agua y comida deben estar ya llenos, las perchas colocadas y los juguetes listos.
Todo esto con un propósito claro: reducir al máximo el estrés que va a vivir el loro tras un cambio de hábitat tan drástico como este. Si a la situación, traumática per se, le unimos que su sitio no está preparado, podemos causar alteraciones en el animal. Cuando un loro llega a casa, para él cambia el entorno, lo que hay alrededor. Aparecen, de repente, unas cuantas personas que quieren tocarlo, que no paran de mirarle y hacerle gestos.
Debemos tener cuidado. Introducir al loro, poco a poco, en su jaula. Y ya habrá tiempo para jugar con él. En esos primeros momentos es mejor dejarle tranquilo. Que por sí mismo vaya reconociendo el terreno. Haciéndose a él.
También tiene mucha importancia la situación de la jaula del loro. Lo lógico es que esta se coloque en el salón, formando parte, de manera plena, de la vida del hogar. Aunque esté en el salón, debemos ponerla lo más alejada posible de las ventanas o la televisión. Además tiene que estar en una esquina, que detrás del loro solo haya pared.
Y hay otro aspecto sumamente importante si nos decidimos por tener un loro en casa. Quizás pueda parecer lo contrario, pero los loros necesitan nuestra atención. Habrá que dedicarles tiempo, diariamente, para que tengan la dosis necesaria de cariño como para estar a gusto fuera de su entorno natural.