Cuando un bebé llega a casa, una de las costumbres es prácticamente buscar un nuevo hogar al perro o gato que nos ha acompañado por tanto tiempo, porque se piensa que la convivencia con la mascota podría causar enfermedades al recién llegado.
Una investigación que se hizo en Estados Unidos demuestra que esta creencia ya no tiene razón de ser.
El estudio, que se publicó en la revista Clinical & Experimental Allergy, explica que la exposición temprana a una mascota ya no aumenta el riesgo de alergia para niños, al contrario, vivir con un gato o un perro en la infancia puede ser una protección.
Los investigadores analizaron muestras de sangre de niños que participaron en 1987 en un estudio sobre alergia en Detroit; 18 años después, 560 personas aceptaron colaborar en el seguimiento y proporcionaron muestras adicionales de sangre y la historia de su mascota.
Del grupo analizado, 184 adolescentes dijeron tener un perro y 110 un gato durante su primer año de vida; en los hombres, el riesgo de tener una alergia al perro se redujo en un 50 por ciento, en las mujeres no se encontró esa relación.
Convivir con un gato en el primer año de vida redujo en 48 por ciento el riesgo de tener una alergia en niños y niñas, explicó Ganesa Wegienka, epidemiólogo del departamento de salud pública en el Hospita Henry Ford de Detroit y cabeza de la investigación.
El experto señala que “exponer a los niños a los gatos y perros en la casa no va a aumentar el riesgo de sensibilización a estos animales. Incluso podría disminuir el riesgo”.
De acuerdo con la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, en Estados Unidos el 70 por ciento de los hogares tiene una mascota. Las personas alérgicas a estos animales presentan ojos llorosos, secreción nasal y estornudos.
Lo que no se ha podido determinar es si la convivencia con animales en los primeros años de vida podría ser un factor para desarrollar alergias.
Unos expertos señalan que la exposición temprana podría desencadenar alergias, mientras que otros apoyan la teoría de l higiene, que sostiene que si un bebé comparte el ambiente con una mascota podría aumentar la exposición del sistema inmunológico a diversas bacterias por lo que es menos probable que reaccione de forma exagerada a sustancias normalmente inocuas.
Wegienka advirtió que este estudio no prueba una relación de causa-efecto entre tener una mascota y evitar las alergias, sólo una asociación entre esos dos factores.
“No queremos decir que todos deben salir y conseguir un perro o un gato para prevenir las alergias”, dijo, y agregó que el estudio sólo encontró una asociación entre un menor riesgo y la exposición a gatos y perros.
“Se necesita más investigación, aunque creemos que este es un camino que vale la pena seguir. ¿Cómo tener un perro o un gato, cambia el ambiente del hogar? Y, ¿cómo puede eso afectar el riesgo de alergia?”, dijeron los investigadores.
Fuente: www.sumedico.com