El coral es uno de los elementos decorativos para el acuario que más se utilizan junto con las rocas. Presta una función ornamental importante pero, además, contribuye a mantener estable el PH del agua. Deberemos tener en cuenta que el coral no llegue a dificultar las corrientes de agua para así favorecer el bienestar de los peces en su interior.
No es sencillo mantener el coral del acuario. Si queremos que sobrevivan y nos muestren toda su grandeza deberemos mantener unas condiciones de equilibrio de los parámetros físico-químicos del agua. Pueden transcurrir hasta tres años para que los corales presenten su máxima belleza y deberemos armarnos de paciencia y constancia para ello.
Cuando compremos coral para nuestro acuario nos debemos asegurar que no contiene restos de otros seres vivos que habían hecho de ese sitio su hogar. Si lo adquirimos en tiendas especializadas nos aseguraremos de que llegue limpio. Si lo obtenemos de otra manera deberemos limpiarlo, algo que precisa de tiempo y esfuerzo. Para ello, se recomienda como pasos generales sumergir el coral en una solución de cloro para uso doméstico y dejarlo una semana ahí. Después, dejaremos siete días el coral en el agua, agua que cambiaremos varias veces hasta que desaparezca cualquier olor a cloro. Repetiremos esta rutina mientras tenga una superficie quebrada. También podemos hervir el coral durante una hora y después enjuagarlo con una manguera hasta eliminar las partículas que quedan sueltas. Lo dejaremos a remojo durante una noche entera, lo volveremos a enjuagar y lo dejaremos al sol, durante unos días antes de utilizarlo.
Tipos de coral para el acuario
Entre los tipos de coral que existen podemos distinguir entre coral blando y coral duro. El coral blando tiene ramificaciones de carbonato de calcio que es lo que hace que esté unido. Se deben colocar en acuarios con grandes espacios entre las rocas. Si optamos por esta variante el agua debe moverse de forma moderada (si hay corrientes fuertes retraerían los pólipos) y la iluminación será media. Para sobrevivir precisa de agua muy limpia y pura y baja en nitrato y compuestos tóxicos. Uno de los corales blandos más populares es el coral hongo, que crea colonias en las que cada uno de los individuos es un pólipo alargado instalado directamente en el substrato.
El coral blando se adapta bien y su desarrollo podría frenarse si el acuario no presenta parámetros perfectos. Si la calidad del agua es la adecuada su crecimiento es espectacular. Un PH entre 8 y 8,3 es lo más adecuado.
En cuanto al coral duro, habitualmente no crean arrecifes y tienen un esqueleto de carbonato de calcio con apariencia rígida. Este tipo de coral se puede meter en el acuario sin que haya necesariamente grandes superficies entre las rocas. Si apostamos por este tipo de coral, el movimiento del agua deberá ser fuerte y la iluminación muy intensa.