El dogo argentino es una animal con una mente y un cuerpo sano caracterizado por un temperamento estable. Es noble, inteligente, tiene un fuerte instinto cazador, es un gran guardián de su hogar y de quienes habitan en él, bondadoso, perro de rescate, búsqueda y también utilizado como perro lazarillo. El dogo argentino, fiel, sensible, es resistente y seguro de sí mismo. Son tranquilos y los machos son poco adecuados para aquellas personas a las que les cuesta ser autoritarias. Las hembras son recomendables para quienes no quieren la función de guardián como prioridad. Bien educado y jerarquizado, con unos dueños responsables, son buenos compañeros.
El dogo argentino tiene ojos oscuros, mirada penetrante y pelo blanco con alguna mancha ocasional. Tiene la cola larga y gruesa y las orejas anchas y colgantes.
Es fundamental comenzar a adiestrar al dogo argentino en cuento cumpla las 12 semanas, para canalizar de la mejor manera su energía. La educación ha de desarrollarse con suavidad y acostumbrarlo al contacto con las personas. El dogo argentino requiere mucho espacio para vivir cómodamente y también ejercicio diario.
Se trata de una raza que enferma poco aunque deberemos tener cuidado ya que al dogo argentino le cuesta demostrar síntomas de enfermedad, por lo que puede pasar tiempo sin que nos demos cuenta de que algo le ocurre y llegar tarde para solucionarlo. Puede tener propensión a la sordera y sufrir displasia de cadera. Al tener poco pelo y de color blanco puede tener infecciones en la piel o pequeños tumores que si se descubren a tiempo son fáciles de tratar. El pelo necesita un cepillado y limpieza general tampoco demasiado exhaustivo.
