Los perros son unas mascotas muy susceptibles a padecer enfermedades en la piel, sobre todo si tienen el pelo blanco, ya que la falta de coloración les otorga más riesgos a la hora de sufrir complicaciones cutáneas.
Los síntomas de las enfermedades en la piel de los perros se presentan en forma de picor, ardor, pérdida de pelo o cambio en su color o también si observamos que nuestra mascota se lame con insistencia en alguna zona concreta de su cuerpo. Acudiremos al veterinario en cuanto percibamos alguna anomalía.
Por ejemplo, los perros pueden tener pulgas y garrapatas que pueden derivar en un problema grave si tenemos un animal de compañía sensible a las enfermedades de la piel. Para combatir los parásitos externos se puede optar por una pipeta anti-pulgas, un método sencillo y efectivo. Asimismo, existen champús especiales para estos casos.
Algunas enfermedades de la piel de los perros son de origen genético o glandular, o también pueden tener relación con problemas en los ovarios o en los testículos. Por otro lado, los animales pueden sufrir hongos, contagiosos para las personas.
Una de las enfermedades de la piel más habitual en los perros es la sarna, que puede ser de dos tipos: demódecica y sarcóptica, que llega a través del contacto con un perro infectado y se presenta en forma de enrojecimiento de la piel, costras en orejas, codos y abdomen… El tratamiento de la sarna consiste habitualmente en un acaricida suministrado a través de una inyección o de forma oral, siendo la inyección más efectiva que el oral, puesto que mata al ácaro de manera más rápida. Cuando el perro empiece a recuperarse se le pueden dar baños con jabones especiales para eliminar cualquier resto de sarna que quede en su piel, pero nunca lo haremos cuando todavía no se encuentre bien. La sarna es contagiosa para los humanos, aunque no puede reproducirse en la piel de la persona por lo que “únicamente” puede producir picor e irritación de la piel, algo que puede tratarse fácil y rápidamente.
Por otro lado, el perro puede sufrir la denominada foliculitis bacteriana superficial, que se presenta en perros con pelo corto con pequeñas montañas en el dorso que al removerlas dejan a la vista una zona sin pelo y un manto piloso deteriorado. En el caso de perros de pelo largo, observaremos áreas de pelo más seco, sin lustre, y si separamos el manto piloso con las manos veremos lesiones alopécicas más profundas. Puede ir acompañado de picor, aunque no siempre.