Los gatos marcan su territorio a través de arañazos, la orina o feromonas. Lo hacen por un motivo territorial pero si se observa que estas marcas son continuas o excesivas puede deberse a una situación de estrés o malestar anímico. Se trata de una forma de expresión que no puede modificar sin que intervenga el hombre, ya que es intrínseco al animal.
Las marcas de orina son las más desagradables, ya que dejan un olor fuerte y es difícil de quitar, sobre todo en los tejidos. En cuanto a las feromonas, la máxima actividad se encuentra en la cabeza, en la base de la cola y entre los dedos del animal. Los arañazos, finalmente, se producen además de por marcar el territorio por afilarse las uñas, algo que no puede considerarse marcaje ya que es una rutina diaria para el animal. Si araña más de lo normal puede ser síntoma de ansiedad. Podemos suavizar este comportamiento rociando con feromonas sintéticas sobre el objeto marcado durante algo más de un mes para que el animal decida no volver a marcarlo.
Existen diferentes motivos por los que los gatos marcan el territorio. Por un lado, lo pueden hacer para delimitarlo. Lo harán desprendiendo feromonas con el rozamiento con personas, objetos u otros animales, con orina en lugares estratégicos, que “avisan” a otros animales de su presencia o que buscarán reforzar su vínculo con el amo, o con arañazos, señal visual y también olfativa para otros gatos. En épocas de celo, lo más habitual es marcar el territorio a través de la orina, algo que hacen los machos no esterilizados cuando están cerca de hembras en celo; lo hacen para alertarlas de su predisposición a la reproducción.
También puede ocurrir que el gato arañe, orine o defeque por toda la casa, algo que puede ser producido por una situación de estrés derivada de una inseguridad o de algo que no termina de gustarle, como por ejemplo la llegada de un nuevo miembro al hogar, un cambio de casa o de rutina, largos periodos de soledad, ambientes ruidosos, etc.