En ocasiones el mal olor de nuestro animal de compañía puede resultar un problema. Para empezar, es fundamental cuidar al máximo la higiene del lugar donde habita la mascota, no obstante, existen productos y trucos para poder eliminar olores más persistentes que se escapan a nuestra limpieza diaria.
El bicarbonato de soda es una buena manera. Podemos mezclarlo con la arena del gato, colocarlo en mantas y alfombras que fácilmente después limpiemos con el aspirador o en la misma cama del animal. O incluso en un recipiente abierto próximo al lugar de donde sale el mal olor. Otra forma económica es con vinagre blanco, aplicándolo con una esponja una hora después de limpiar la zona.
El mercado ofrece una amplia variedad de productos para combatir el mal olor que produce la orina o los excrementos del animal en muebles, alfombras, mantas, etc., la mayoría con encimas que neutralizan el olor.
En el caso de los gatos se debe tener un cuidado especial, puesto que si no conseguimos quitar el olor completamente el gato volverá a hacer sus necesidades en ese mismo lugar. Puede ser en este caso que debamos quitar una alfombra y por eso intentaremos prevenir el problema antes de que vaya a más, prohibiendo desde el principio al animal que haga en ese lugar sus necesidades y enseñándole a hacerlas donde debe.
Cuando lo haga por primera vez, utiliza alguno de los trucos que os hemos mencionado antes, coloca un plástico en el área afectada y no dejes que el gato pueda llegar a ese lugar hasta que el olor se haya ido del todo. Si el animal hace sus necesidades en su bandeja sanitaria será mucho más sencillo eliminar este olor.
La mejor forma de combatir que el mal olor llegue a nuestra a casa es prevenirlo, es decir, no dejar que ese olor se apropie del hogar y poniendo remedio en cuanto ocurra por primera vez, ya que si el olor se queda durante mucho tiempo en una zona será más difícil quitarlo y también más difícil enseñar al animal a que haga las necesidades en otro lugar.