Moquillo canino

Es una enfermedad sin tratamiento que se previene con vacunas.

El moquillo canino, también conocido como distemper, es una enfermedad con alto índice de mortalidad que se basa en una infección de origen viral que es, además, muy contagiosa para los perros, a los que afecta en el aparato gastrointestinal y respiratorio.

En los últimos 30 años los casos de moquillo canino han disminuido considerablemente gracias a las vacunas. Ahora afecta sobre todo a mascotas que no estén vacunadas, vacunadas pero no con inyección de repetición y a perros que desarrollan encefalitis crónica del perro viejo. También puede haber casos de animales bien vacunados pero que han perdido la inmunidad. Afecta sobre todo al perro, pero también se puede encontrar en hurones.

El virus se transmite por el aire por eso fácil de que se propague y se extienda y complicado que el perro no termine exponiéndose a él. El virus del moquillo se puede contagiar por contacto directo con fluidos corporales de un perro infectado, contacto directo con comida y agua contaminadas por estos fluidos, contacto directo con los lugares contaminados o incluso a través de un corriente de aire.

Cuando el virus se ha introducido en el cuerpo llega a las amígdalas palatinas y a los ganglios bronquiales, siguiendo su recorrido hasta el corriente sanguíneo. En 48 horas ya se ha extendido por todo el organismo.

El virus del moquillo tiene un período de incubación de cuatro a diez días. El perro puede presentar síntomas como fiebre, lagrimeo de ojos, mucosidad en la nariz y disminución del apetito. Se trata de una fase inicial de dos o tres días hasta que aparecen los síntomas más graves:

  • Síntomas digestivos: pérdida de apetito, decaimiento, deshidratación, diarrea, vómito, estomatitis y amigdalitis.
  • Síntomas respiratorios: tos, disnea y moquillo mucosopurulento en caso de sobreinfección bacteriana.
  • Síntomas oculares: edema de córnea (ojo azul), conjuntivitis con descarga ocular (lagañas), queratitis seca, producto de la acción del virus sobre las glándulas lagrimales o úlcera de córnea.
  • Síntomas cutáneos: pústulas, endurecimiento de las almohadillas plantares, erupciones.
  • Síntomas neurológicos: convulsiones, ataxia, tics, parálisis, apoplejía, contracciones musculares, polineuritis y meningoencefalitis.

 

No es que los sufra a la vez, sino que son síntomas que aparecerán según la acción que esté teniendo el virus en los órganos o tejidos afectados.

El tratamiento

Para curar el moquillo canino no existe un tratamiento específico, la única protección es la vacunación aunque sigue siendo no totalmente efectiva al 100%.

Normalmente se recetan antibióticos porque previenen complicaciones bacterianas secundarias, se limpia las secreciones de ojos y nariz y si tiene síntomas neurológicos también se les da anticonvulsionantes y sedantes. Son tratamientos que fortalece el sistema inmunológico y previene nuevas enfermedades derivadas del moquillo.

La vacuna contra se debe administrar al cachorro aproximadamente a los dos meses de edad, y una segunda dosis al año. Las demás inyecciones deberán aplicarse cada dos o tres años.

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