Debido a los cambios de luz que se producen en primavera y en otoño será durante estas épocas cuando la mayoría de los perros realizan la muda de pelo, aunque en otros casos en los que las mascotas están todo el día en casa y no varía la luz se puede producir la muda en cualquier momento del año.
El pelo de los perros crece y por lo tanto la muda es un proceso natural que simplemente debemos controlar principalmente para que el pelo muerto no quede por toda la casa. Por eso, deberemos eliminarlo a través del cepillado, acostumbrado al perro desde cachorro y escogiendo para ello el peine que mejor se adapta a cada raza de perro. Algunas de las razas que pierden más pelo durante la muda son los pastores alemanes, los collies y los dálmatas. El caniche, por ejemplo, nunca muda su pelo. Además del cepillado, podemos retirar el pelo muerto lavándolo o mojándolo antes de peinarlo.
Deberemos crear una rutina en torno al cepillado para que esta sea una actividad que no le suponga un problema al perro, por eso cepillaremos con suavidad y brevemente, pudiendo premiarle con caricias y golosinas y, progresivamente, prolongaremos la intensidad del cepillado.
Existen distintos tipos de pelo como, por ejemplo, y en líneas generales, el pelo corto (raso o doble), pelo semilargo (durante la muda usaremos un rastrillo de púas metálicas), largo, duro o rizado.
Asimismo, debemos preocuparnos por mantener el pelo de nuestro perro sano y brillante de cara a facilitar y hacer más llevadero el proceso de muda, manteniéndolo libre de parásitos externos e internos.