Cuando tenemos un perro en casa resulta imprescindible educarlo para que la convivencia sea fácil y llevadera. Educar a tu pero será una labor que requerirá paciencia pero que sin duda te unirá más a él y afianzará vuestros lazos.
Existen una serie de órdenes básicas que, a modo de consejo, nos ofrecen desde la web de Purina y que ahora os resumimos para, de este modo, vuestro perro sea un perfecto compañero de vida.
Los cachorros más jóvenes muestran gran entusiasmo por aprender, por lo que puedes empezar la educación del recién llegado en cuanto entre en casa. Además, no hay ninguna razón para creer el mito de que el cachorro debe tener al menos 6 meses para empezar a ser educado.
Reglas a seguir
Así pues, desde Purina recomienda sesiones de adiestramiento agradables y cortas. Es mejor organizar seis sesiones de ejercicios de cinco minutos al día que insistir durante media hora de forma seguida. Los cachorros pierden muy fácilmente su concentración. Además, aconsejan no practicar los ejercicios si no estás de buen humor para evitar que tu perro sea víctima de tu mal humor.
Procura terminar la sesión de ejercicios siempre de forma agradable, proponiendo a tu cachorro un ejercicio que sea capaz de realizar fácilmente. Así terminarás la sesión con una evaluación positiva.
Al inicio, elimina todos los elementos que puedan distraer a tu cachorro. Sé claro y preciso en relación a lo que desees que aprenda y escoge un entorno tranquilo. Más adelante opta por un lugar más animado, para que tu perro pueda acostumbrarse a responder a tus órdenes en diferentes ambientes.
La educación debe acompañarse de una recompensa: golosinas, juguetes, juegos, mimos, etc. Los métodos que se basan en castigar al perro de forma compulsiva son crueles, tienen un impacto negativo, y no ofrecen ningún resultado probado. No utilices nunca un collar estrangulador porque tiene el riesgo de dañar fácilmente a tu perro. Si es necesario tener un control físico del perro, utiliza un collar de control.
Siéntate
Se trata del primer ejercicio para enseñar a tu perro.
- Coge una golosina y muéstrasela a tu perro.
- El perro está interesado y te seguirá con la cabeza para intentar cogerla.
- Pon la golosina por encima de su cabeza de manera que tenga que levantarla. A continuación mantenla justo detrás de su hocico de forma que deba girar la cabeza hacia atrás para atraparla.
- La única solución que le queda para poder atrapar la golosina es bajar el trasero al suelo.
- En el momento en que se siente, dale la golosina y acaríciale generosamente.
- Después de varios intentos, tu perro habrá comprendido cómo ganar su golosina, y reaccionará sentándose cada vez más rápidamente.
- A partir del momento en el que él comprende claramente lo que tu esperas que haga, pronuncia “siéntate” cuando está sentado, de forma que aprenda a asociar la orden con la acción que debe llevar a cabo.
- Ahora que ya has introducido la orden verbal, con un poco de práctica, podrás exigirle que se siente sin tener que seducirlo con una golosina.
Échate
Esta orden indica al perro que debe tumbarse. No lo confundas indicándole “échate” para hacerle bajar del sofá. En este caso, opta por decir “baja”.
- Mantén una golosina en la mano y deja aparecer una parte, de manera que el perro pueda verla.
- Muéstrasela al perro y sitúa tu mano en el suelo. Tu perro hará de todo para intentar coger la golosina.
- Al final acabará por echarse. En el momento en el que se tumbe, dale la golosina.
- Sigue con el ejercicio, y cuando el perro haya comprendido que tu mano en el suelo significa que debe echarse, añade el comando verbal “échate” cada vez que lleve a cabo esta acción.
- Con el tiempo, obedecerá a la orden sin la ayuda de una golosina.
¡Ven!
Enseñarle a que venga cuando se lo pides (llamarle) constituye probablemente el aprendizaje más importante para tu perro. Llamarle cuando se dirige con rapidez hacia una calle muy concurrida puede salvarle la vida, y ordenarle que venga cuando está jugando con otros perros te hará ganar un tiempo precioso y te evitará muchos nervios. La clave del éxito consiste en iniciar este entrenamiento cuando el perro es muy joven (de seis a ocho semanas de edad), ya que los cachorros adoran seguir a sus dueños por doquier. A partir de los seis meses, el perro se muestra ya mucho más independiente y el aprendizaje de llamarle será, por lo tanto, mucho más difícil de enseñárselo.
- Durante este ejercicio, debes estar acompañado de un amigo o de un miembro de la familia.
- Pide a la persona que os acompaña que se ponga de rodillas en el suelo y que mantenga al cachorro junto a él, en posición sentado.
- Siéntate frente al perro a corta distancia y llámale hacia ti con entusiasmo, pronunciando su nombre seguido de “¡ven!”.
- Observa a tu cachorro y abre bien los brazos como para darle un abrazo. Debes dar la impresión de estar muy contento de verle llegar. Te puedes ayudar con una golosina o con su juguete preferido.
- Al no poder resistirse a tu entusiasmo, tu cachorro se lanzará hacia ti. Cuando llegue, ofrécele la golosina y felicítalo generosamente.
- El ejercicio debe ser de corta duración pero practicándolo de forma repetida, aumentando progresivamente la distancia que tu cachorro deberá recorrer para reunirse contigo. No olvides felicitarlo efusivamente cuando llegue junto a ti.
- Cuando el cachorro ya responda correctamente a la llamada, empieza a llamarle sin que pueda verte. Juega al escondite en casa o en el jardín, de manera que tu cachorro deba buscarte para encontrarte.
- Situaros en el jardín y ten previsto un elemento exterior susceptible de distraer al perro, por ejemplo un amigo que se pasea por los alrededores. Si no tienes jardín, practica el ejercicio en el de un amigo. No intentes nunca practicar esta fase del aprendizaje en un jardín público.
- Podrás empezar el entrenamiento en un parque público, donde todo puede distraerle, a partir del momento en que el perro lo haga ya bien en un jardín privado. Utiliza una correa extensible o una cuerda larga de adiestramiento, de forma que el cachorro se sienta libre, pero permitiendo que tu tengas el control sobre él.
- Procede a practicar la orden de llamada varias veces. Asegúrate de que tu entusiasmo sea realmente irresistible, ya que el parque es un lugar fascinante lleno de distracciones para un perro joven.
- Si tu cachorro empieza a correr en otra dirección ignorando tus órdenes, no lo persigas, porque es muy probable que interprete esta persecución como un nuevo juego apasionante. Al contrario, debes correr en la dirección opuesta (siempre manteniendo sujeto el extremo de la correa de adiestramiento). Tu cachorro se desorientará por completo y acabará por seguirte. El hecho de perderte le enseñará a tener siempre un ojo puesto en ti cuando esté en el exterior, para evitar perderte.
- El error que no debes cometer es el de gritarle cuando no viene o de enfadarte en el momento en el que, finalmente, decide volver. Esta actitud tiene el riesgo de confundirle. Recuerda que lo que deseas es que tu cachorro asocie la acción de venir junto a ti y la recompensa que le darás. ¡Habrá que tener un poco de paciencia!
Quieto
“Quieto” es probablemente el ejercicio más difícil de enseñar. ¡Todos los perros aborrecen estarse quietos! Pero, gracias a algunos entrenamientos breves y reiterados, este ejercicio podrá controlarse, y resultará muy útil en numerosas situaciones, sobre todo cuando tu perro empiece a saltar fuera del coche antes de que hayas podido ponerle la correa.
- Empieza por el ejercicio “échate – quieto”. Ordena a tu perro que se tumbe.
- Di “quieto” con voz firme y sitúa tu mano delante de ti, con la palma frente al perro.
- Espera unos segundos y dale una golosina para recompensarle que se haya quedado quieto. Repite este ejercicio varias veces.
- Seguidamente, pídele que se tumbe, da un paso hacia atrás y dile “quieto”.
- Pasados tres segundos, avanza hacia él y recompénsale. Felicítale por ser “un buen perro realmente inteligente”.
- Aumenta progresivamente la duración de la posición en su sitio así como la distancia que te separa del perro. Pero sobretodo, no precipites las cosas.
- Si tu perro infringe la orden “quieto”, no te enfades con él. La ausencia de recompensa será suficientemente explícito para él. Ponerse nervioso es contraproducente.
- A partir del momento en que el perro domina el “échate – quieto”, enséñale a quedarse en su sitio en posición sentado y después en posición de pie, siguiendo exactamente el mismo método.
¡No!
Son muchos los ejercicios que dan resultado al recompensar el comportamiento correcto e ignorando las reacciones no deseadas. Tu perro necesita contar con tu aprobación. Sin embargo, a veces es necesario hacerle entender que su comportamiento es incorrecto. Más que gritar “no” sin parar, los resultados pueden obtenerse muy pronto si primero le enseñas una señal que signifique “no”. Al indicársela deberá cesar cualquier actividad, sea cual sea, cada vez que la oiga.
Es aconsejable adquirir una serie de discos de entrenamiento, a no ser que tu perro sea particularmente nervioso o se asuste por el menor ruido sordo. Los discos de entrenamiento son cinco y se parecen a pequeños platillos unidos por un llavero. Los discos se mantienen en nuestra mano sin que hagan ruido y, en el momento en que desees decirle “no”, sueltas el llavero que, al caerse, producirá un sonido característico muy distinto al resto de sonidos cotidianos que pueda escuchar el perro.
Para enseñarle el “no”, ten a mano algunas golosinas. Le enseñarás a asociar el sonido de los discos sin recompensa.
Pon una golosina en el suelo y pídele al perro que se la coma. Cuando el perro avanza para comérsela, haz sonar los discos en el hueco de tu mano. En el momento en que los discos resuenan, recoge la golosina pero no digas nada… el ruido hará el resto.
Después de varias tentativas, tu perro dejará de sorprenderse por el ruido y empezará a asociar el sonido con la ausencia de recompensa. Al final, anticipará el ruido de los discos y abandonará cualquier intento de comer la golosina. Te mirará decepcionado…
Ahora, pasa a otro ejercicio, por ejemplo “siéntate”, y dale una golosina por haber obedecido esta orden, así alivias su decepción y frustración en el ejercicio anterior.
Rápidamente tu perro comprenderá que los comportamientos que hacen sonar los discos equivalen a comportamientos que no le reportan ninguna recompensa, y abandonará la idea de actuar de modo que tengas que recurrir a los discos.
¡No toques!
- Tus discos también pueden ser útiles para enseñarle la orden “no toques”.
- Pon una golosina en la mesa, al alcance de tu perro. Di “no toques”, cuenta hasta tres y dale una recompensa (otra distinta a la que le has pedido que no toque)
- Si intenta atrapar la golosina de la mesa, haz sonar los discos.
- A medida que practique el ejercicio, ve aumentando el tiempo de espera antes de darle una golosina.
¡Baja!
- Si te encuentras a tu perro estirado en el sofá, dile “baja” y anímale a venir junto a ti.
- Cuando baje, recompénsale y felicítale dulcemente, y dale una orden sencilla como “siéntate” o “échate”. Esto también merecerá una pequeña recompensa.
- Si el perro rechaza bajar del sofá, oblígale físicamente a bajar y dile “baja”.
- Es muy importante ser coherente. Si uno de los miembros de la familia no respeta esta norma, ¡serás tú quién pagará los platos rotos!
- Si el perro empieza a gruñir cuando intentas hacerle bajar del sofá, no insistas y retrocede. En este caso deberás pedir consejo a un etólogo cualificado lo antes posible.
- No te aventures a resolver problemas de agresividad por ti mismo porque corres el riesgo de empeorar la situación.