Antes de comenzar cómo se debe realizar una correcta pauta de vacunación, es necesario conocer brevemente de las enfermedades de las que vacunamos, así entenderemos un poco más la importancia y la necesidad de vacunar a nuestros cachorros. El Hospital Veterinario Conde de Bustillo nos ofrece estos consejos a la hora de detectar enfermedades y vacunar a nuestras mascotas.
Parvovirosis Canina
La Parvovirosis Canina (PVC) es una de las enfermedades infecciosas altamente contagiosa, que afecta principalmente a cachorros entre el destete y las doce semanas. Puede afectar a perros jóvenes y más raramente a adultos. También afecta a cánidos salvajes. Es causada por un virus tipo 2 que afecta al tracto gastrointestinal, a los glóbulos rojos de la sangre, y en algunos casos, al músculo cardíaco. Se manifiesta con vómitos muy frecuentes, decaimiento y diarreas severas (con o sin sangre). Si la infección no es tratada a tiempo, el virus puede acabar con la vida del animal en pocos días.
Se trata de un virus muy resistente a condiciones ambientales adversas, pudiendo permanecer latente en el ambiente durante mucho tiempo (1 a 2 años).
El virus se llega a transmitir al perro:
- Por contacto directo con perros infectados.
- Por contacto directo con los lugares contaminados (cualquier parque o zona habitual para perros puede ser caldo de cultivo de esta enfermedad).
- A través de las heces de perros contagiados.
- Por vía intrauterina (si una perra está embarazada y se encuentra infectada o ha estado expuesta al virus, los cachorros también nacerán infectados).
- Por medio de cualquier elemento o utensilios que hayan podido estar de alguna forma en contacto con el virus eliminado por algún animal enfermo.
Moquillo Canino
Esta enfermedad es causada por un virus de la familia paramixoviridae, similar al del sarampión humano. Es una de las enfermedades contagiosas más comunes y letales para los perros. El moquillo afecta al aparato digestivo y al aparato respiratorio de los perros. En casos avanzados, también puede afectar al sistema nervioso.
El primer síntoma que aparece es la fiebre, que puede durar sólo unos días para reaparecer en un segundo brote más prolongado que se acompaña de otros síntomas. La enfermedad puede manifestarse en diferentes formas:
- Forma leve: muchos perros poseen una inmunidad parcial proporcionada por la madre o residual de vacunas pasadas a las que no siguieron las dosis de recuerdo pertinentes, y pueden manifestar únicamente un ligero malestar, con lagrimeo, mucosidad y algo de tos. Son estos perros los que tienen más posibilidades de contagiar la enfermedad con toda su virulencia a otros perros mal vacunados o sin vacunar.
- Forma respiratoria: cursa con un cuadro de respiración fatigosa, secreción nasal y tos.Es posible que exista una infección bacteriana secundaria.
- Forma digestiva: consiste en una gastroenteritis, con vómitos y diarrea.
- Forma cutánea: dermatitis, con un engrosamiento de la piel de la nariz y de las almohadillas de las patas. Esta forma puede estar asociada a síntomas del sistema nervioso central.
- Formas nerviosas: (i) en forma de ataques súbitos (ii) o, durante el periodo de aparente recuperación, y de manera gradual y progresiva, el animal empieza a presentar espasmos musculares, que desembocan en la parálisis de las extremidades. Este síntoma puede estar acompañado de una tos peculiar (tos “sibilante”, con silbidos) producto de las lesiones nerviosas. En esta forma, la enfermedad inicial suele pasar desapercibida.
- Forma ocular: En ella aparecen signos de conjuntivitis (lagrimeo).
Es posible que un perro sufra simultáneamente una infección por el virus del moquillo y por el de la hepatitis viral canina.
El virus del moquillo se llega a transmitir por:
- Contacto directo con fluidos corporales de un perro infectado.
- Contacto directo con comida y agua contaminadas por estos fluidos.
- Contacto directo con los lugares contaminados (cualquier parque o zona habitual para perros puede ser caldo de cultivo de esta enfermedad).
- Una corriente de aire.
- Transportado en nuestra ropa, zapatos, neumáticos del coche.
Es casi imposible evitar que un perro se exponga al virus, prácticamente todo perro que alcance el año de edad ya ha entrado en contacto.
Hepatitis Vírica
La hepatitis vírica canina es una enfermedad producida por un adenovirus (tipo 1 o tipo 2), que afecta únicamente a los perros y no guarda relación alguna con la hepatitis humana. La enfermedad es hoy mucho menos frecuente gracias a la eficacia de las vacunas. Sin embargo, esta enfermedad extremadamente contagiosa y en ocasiones mortal todavía se puede observar en la consulta veterinaria, sobre todo en cachorros que no han sido vacunados (después de los dos años es raro).
Los signos son muy variables pero los más frecuentes son: fiebre, depresión, pérdida del apetito, vómitos, diarrea, signos oculares y, a veces, muerte súbita.
Se puede manifestar sobreagudas, agudas y crónicas:
- Sobreaguda: Prácticamente sin signos. La muerte sobreviene tan rápidamente que la confirmación de la enfermedad se puede hacer solamente a través de estudios posteriores a la muerte del cachorro.
- Aguda: El animal presenta fiebre, dolor abdominal, tonsilitis, vómitos y diarreas; como consecuencia el animal está deprimido y deshidratado. Pasado este estado, existe una evidencia que es el llamado “ojo azul”, consecuencia de una reacción inmunológica que produce una opacidad corneal, dándole ese aspecto al ojo.
- Crónica: Simplemente un estado de decaimiento leve con faringitis y tonsilitis.
La enfermedad se puede transmitir por: - Contacto directo: a partir de sangre, secreciones y excreciones de los animales enfermos durante 6-8 semanas (aunque a través de la orina es durante varios meses). A partir de la leche los cachorros sufren una forma sobreaguda y muerte en pocas horas.
- Contacto indirecto: por cualquier material contaminado a partir de animales enfermos o portadores.
Parainfluenza canina
El virus de la parainfluenza canina y el adenovirus canino tipo II forman parte del complejo de patógenos que causan la traqueobronquitis infecciosa canina (más comúnmente conocida como “Tos de las perreras”).El virus es altamente contagioso, se multiplica en las células epiteliales de las vías respiratorias, provocando necrosis de las células y la pérdida del movimiento de los cilios. La infección tiende a localizarse en las vías respiratorias altas. El signo clínico más evidente es la tos seca con arcada terminal.
Puede aparecer descarga nasal y ocular y, en casos más graves, puede complicarse con bronconeumonía.
Los brotes resultan de:
- Contacto directo de un perro con otro, principalmente
- O por medio de aerosoles con secreciones respiratorias infecciosas.
Leptospirosis
La leptospirosis es una enfermedad infecciosa bacteriana causada por especies patógenas del Género Leptospira, que puede tener consecuencias muy graves en las mascotas y que, además, puede contagiarse a las personas. Existen muchos tipos distintos de leptospirosis. Las serovariedades que afectan con más frecuencia a los perros se denominan canicola e icterohaemorrhagiae.
La manifestación de la enfermedad es variable, pudiendo quedar latente o ser muy aguda (puede causar la muerte en 48 horas), con todas las variantes intermedias. Cuando aparece, es porque se afectan el hígado, los riñones o los vasos sanguíneos. Se caracteriza por la presencia de anemia, ictericia, trastornos digestivos, fiebre alta, insuficiencia renal crónica, miosis, iritis y otros, que pueden ocasionar hasta la muerte del animal. Se han referido además la deshidratación y los temblores musculares.
Las condiciones de calor y humedad favorecen la conservación y propagación de la bacteria, por lo tanto la enfermedad es más frecuente en los meses de verano y principio del otoño.
La forma de contagio es por:
- Contacto directo con orina de animales enfermos,
- O indirecto a través del agua, la tierra y el alimento de los perros contaminados.
Rabia
El virus de la rabia es un Lyssavirus tipo 1. El virus de la rabia se encuentra difundido en todo el planeta y ataca a tanto a mamíferos domésticos como salvajes, incluyendo al hombre. La rabia se propaga por medio de saliva infectada que penetra al cuerpo a través de una mordedura o un corte en la piel. El virus viaja desde la herida hasta el cerebro, donde causa una hinchazón o inflamación. Esta inflamación provoca los síntomas de la enfermedad.
La rabia se transmite a través de:
- Mordedura
- Contacto directo de mucosas o heridas con saliva del animal infectado.
- También se ha documentado su adquisición a través de trasplante corneal de donante muerto infectado por rabia y no diagnosticado, por aerosol en cuevas contaminadas con guano de murciélagos o en personal de laboratorio.
Leishmaniosis
La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria grave en el perro, causada por un parásito (protozoo microscópico) denominado Leishmania. Es una enfermedad zoonótica y es transmitido por la picadura de moscas del género Phlebotomus. La mayoría de los contagios se producen en los meses de verano, que es cuando más pican estos mosquitos, y sobretodo al amanecer y al anochecer.
La enfermedad se puede manifestar bajo dos formas:
- Forma visceral: la más grave. El parásito afecta a órganos vitales como el hígado, el bazo o el riñón. Muchos de estos perros mueren por insuficiencia hepática y/o renal grave.
- Forma cutánea: la más benigna. El perro presenta lesiones en la piel como caída de pelo, formación de escamas, seborrea, úlceras que no cicatrizan, etc.
Filarosis
La Filariosis Canina o Enfermedad del Gusano del Corazón es un serio proceso parasitario, producido por un verme redondo grande que vive en el lado derecho del corazón y vasos sanguíneos pulmonares. Es transmitido por mosquitos de los géneros Aedes, Culex y Anopheles.
La acumulación de gusanos adultos en el corazón puede obstruir el flujo de sangre y causar daños al corazón, pulmones e hígado. Puede producirse un edema pulmonar que dificulte la respiración del perro. En algunos casos, el daño a órganos internos puede ser tan extenso que puede causar la muerte del animal.
Conclusión
Así pues se puede comprobar que todas las enfermedades incluidas en la pauta de vacunación son potencialmente contagiosas y graves para nuestros cachorros.
A la hora de iniciar la vacunación es imprescindible que el animal esté desparasitado, puesto que la presencia de parásitos intestinales puede originar una no buena inmunidad por parte de las vacunas. Por lo que primero haremos es una buena desparasitación, en caso de que el animal expulse parásitos en las heces tras la desparasitación se volverá a realizar una nueva. Mientras que si en las heces no aparecen gusanos a los tres días de desparasitar se comienza la pauta de vacunación con la primera vacuna heptavalente, esta primera vacuna se pone a partir de los 45 días de vida del animal; a los 15 días se volverá a poner la 2ª dosis de la vacuna heptavalente y tras 15 días se le pondrá una última vacuna de heptavalente para que el cachorro adquiera una buena inmunidad.
Después de 15 días de esta última dosis de la vacuna heptavalente se le pone el microchip, la 1ª vacuna de la rabia y el tenicida. Y al mes se le revacuna de la rabia. Estando cubiertas todas las vacunas necesarias hasta los seis meses de edad es cuando se le debe vacunar contra Leishmania y Filaria, ambas importantes para una protección total de nuestras mascotas ya que estamos en zona de riesgo.