El perro y sus comportamientos estereotipados

Debemos tener paciencia y aprender a solucionarlos para que no derive en algo peor.

Nuestro perro a veces hace cosas difíciles de interpretar y totalmente imprevisibles. Le hemos visto dando vueltos mientras se persigue el rabo, se lamen las patas… Son actos sin ningún objetivo concreto que pueden pretender aliviar la ansiedad o el estrés.

Lo primero que hay que hacer es detectar el problema y ayudar a nuestra mascota a encontrar una solución. Al ser un problema que no se basa en la razón, obtener todos los datos posibles puede ayudarnos a entender mejor al animal. Lo que más preocupa normalmente a los dueños es que el perro tiene dificultades para acatar las órdenes, principalmente si es un perro obediente que en un momento dado sólo se está guiando por impulsos.

En muchas ocasiones sucede que el perro repite lo que ve que le gusta a su dueño, algo que en principio no es peligroso pero sí puede llegar a serlo. Un ejemplo: el animal puede correr detrás de su cola sin sentido, a ti hará gracia y te reirás, o incluso le harás alguna seña de que te lo has pasado en grande viéndolo. El perro pensará que ha hecho algo bien y tenderá a repetir esta acción cuando te vea. A veces las caricias no son la mejor respuesta y pueden traer complicaciones futuras.

Se trata de actos ilógicos que no le producen ni alegría ni placer, ni siquiera sabe los motivos por los que tiene esa conducta y a lo mejor ni puede parar. Estos comportamientos a veces son por llamar la atención ante un cambio en la rutina y pueden desembocar en un círculo vicioso del que sea difícil salir.

En las personas, las acciones neuróticas tienen origen mental, sin embargo, en los animales están provocadas por factores exteriores que afectan a su comportamiento y logran hasta modificar costumbres. Incluso si intentamos evitarlo de manera radical, podemos llevarnos un mordisco como protesta. También pueden derivar en acciones autodestructivas como el morderse la pata hasta hacerse sangre.

No se llega a estos extremos en todos los casos pero pueden aparecer comportamientos menos destructivos aunque igualmente problemáticos, como tensión sexual acumulada, fobia a objetos insignificantes que antes ni se percibían, ansia por morder, etc.

Cuando observemos este tipo de situaciones actuaremos con rapidez para que el animal no se lesione y se haga daño. Deberemos estar pendientes ante cualquier cambio de actitud y si observamos algo anormal, ir al veterinario. Podrá recetarnos algún medicamento para el control de estos comportamientos estereotipados, aunque los cambios positivos en el ambiente también contribuirán en su mejoría.

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