Ya son cada vez más las personas que cambian las habituales mascotas como perros o gatos por otras más diferentes. En este caso os hablamos de la rana, un animal que precisa cuidados sencillos, a que no necesitan salir a la calle y tampoco requieren que estemos muy pendientes de ellas.
Cuando decidas traer una rana a tu casa tendrás que crear un ambiente que se asemeje a su hábitat natural. Para evitar que el olor que desprenden las ranas acuáticas, deberás instalar un filtro en el recipiente donde vayan a vivir y procurar que la cubierta superior disponga de una ventilación correcta. A la rana le encanta la humedad, por lo que deberás colocar en el terrario una zona con agua y otra que esté seca.
También puedes recrear el hábitat de la rana decorando su terrario con gravas o arenas que imitan al sustrato, además de con plantas acuáticas, cuevas o refugios con piedras o madera.
La alimentación de la rana
El movimiento de los insectos incita a comer a la rana, que caza con su lengua. La dieta de la rana está formada por insectos y otros pequeños invertebrados. En tiendas especializadas podrás encontrar artemia salina, un pequeño organismo que vive en las aguas salinas de todo el mundo. Es la presa viva más adecuada por su alto contenido en proteínas, para la alimentación de muchos anfibios, varias especies de peces y crustáceos marinos. Además de este alimento, la rana también puede comer moscas de la fruta, grillos, y suplemento vitamínico para que su dieta esté más equilibrada.