El terrier tibetano se caracteriza por ser fiel, cariñoso e inteligente, muy amigo de los suyos pero algo reservado con extraños. Se trata de una mascota que necesita mucho cariño y dedicación, por lo que es aconsejable para aquellas personas que pueden dedicarle tiempo a diario. A diferencia de los terrier, es una mascota serena y tranquila, Es tenaz y valiente cuando se le presenta una situación que suponga un reto para él.
Es fácil adiestrar al terrier tibetano a través del adiestramiento en positivo, ya que de otra forma puede causarle problemas puesto que es muy sensible a los castigos. Precisa de ejercicio diario para estar en buena forma física y mental, con dos paseos al menos por día y juegos que le ayuden a quemar energía.
El terrier tibetano goza de buena salud en general, aunque por predisposición de su raza puede padecer atrofia de retina, cataratas o displasia de cadera, entre otras.
En cuanto a sus cuidados generales, deberemos peinar su pelo a diario para que esté bello y sano. También cuidaremos sus oídos y la zona del ano para evitar infecciones.
Su origen se remonta a las montañas del Tíbet, fue criado en monasterios, utilizado por los monjes como perro de compañía y por los pastores como guía en los rebaños. Se trata de una de las razas más puras que existen.
A pesar de compartir nombre con los terrier no tiene nada que ver con ellos excepto en ser algo travieso. Cuando este animal llegó a Europa fue bautizado por los británicos como Griffon, aunque más tarde se nombró como terrier tibetano. Fue el doctor Angès Greig quien trajo a Gran Bretaña la primera pareja de terrier tibetano, regalo de una princesa tibetana.
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