El tétanos en perros y gatos es una enfermedad normalmente letal que viene provocada por una potente neurotoxina, la exotoxina tetanospasmina, producida por una bacteria del género Clostridium. Esta bacteria prolifera en ausencia de oxígeno y segrega sustancias tóxicas (toxinas) que penetran en las fibras nerviosas motoras periféricas hasta llegar al sistema nervioso central, afectando inhibitoriamente a las neuronas productoras del neurotransmisor GABA y el aminoácido glicina, provocando parálisis y espasmos musculares. La bacteria produce esporas resistentes y provienen de casi cualquier parte, incluso del polvo de la calle o el suelo del jardín. La infección ocurre por la penetración de las esporas en las heridas contaminadas.
Los síntomas pueden aparecer sobre los cinco o diez días del traumatismo. En los perros, donde es más común, puede aparecer como primer síntoma la rigidez de un miembro, para pasar después al opuesto y progresar hasta llegar al sistema nervioso central.
El animal presentará dificultades para quedarse de pie o tumbarse dada su gran rigidez en los músculos. Además, las respuestas del músculo al tacto están acentuados, es decir, ante leves estímulos táctiles se desencadenan numerosas contracciones de la musculatura. También se pueden observar que las orejas están erectas, rechinar de dientes o exceso de salivación. Asimismo, no podrán comer por la dificultad de coger alimentos sólidos y tendrán catarro y retención urinaria.
En los animales, la muerte por el tétanos puede llegar debido a la rigidez de los músculos respiratorios y posterior paro respiratorio por intoxicación o falta de oxígeno en los tejidos.
El diagnóstico y tratamiento
La historia de una herida reciente y la sintomatología antes descripta permiten sospechar de la presencia del tétanos. Además, la electromiografía es reveladora por la excesiva respuesta muscular a leves estímulos táctiles. También se puede realizar la medición de anticuerpos antitoxina tetánica en sangre especialmente para confirmar casos dudosos.
Para el tratamiento (costoso y a veces infructuoso) se utiliza antitoxina tetánica intravenosa, aunque primero debe efectuarse una prueba intradérmica para evitar posibles reacciones alérgicas; antibióticos por vía oral o sistémica, o sedantes como la clorpromazina. La cirugía puede ser necesaria para eliminar tejidos necróticos o para tratar los abscesos.
Se puede apreciar una mejoría a la semana de empezar el tratamiento y una recuperación completa podría llegar a las tres o cuatro semanas.
Fuente: www.foyel.com