La tos perruna es una enfermedad infecciosa y muy contagiosa de los perros cuyo nombre científico es “Traqueo bronquitis Infecciosa Canina”. Es una enfermedad que supone una inflamación de la traquea y los bronquios, que no se contagia a las personas pero sí entre los animales aunque no salgan a la calle, ya que el perro enfermo cuando tose elimina los gérmenes que se transmiten por el aire. La tos perruna se caracteriza por ataques de tos seca que terminan con arcadas o vómitos y algo de decaimiento. Además, puede conllevarle depresión y el perro pierde las ganas de comer.
Si el perro corre o ladra enseguida comienza a toser. Para evitar o prevenir la tos perruna deberemos tener a nuestra mascota bien alimentada, evitar los cambios bruscos de temperatura y tenerla en lugares aireados, sin humo, ni sustancias irritantes para las vías respiratorias.
La tos perruna se produce por una bacteria llamada Bordetela bronquiséptica, también a veces se combina el virus de parainfluenza y otros virus asociados, por lo tanto, se necesita un contagio de otro perro y también una predisposición a enfermarse, es decir, una bajada de defensa.
Como la gripe de las personas, encontraremos con más frecuencia tos perruna en lugares con mayor concentración de animales, como criaderos, tiendas de mascotas, etc., aunque también puede darse en un perro solo en casa.
El tratamiento de la tos perruna es sintomático, por lo que deberemos aliviar la tos de nuestro perro. Para ello podemos hacer uso de la homeopatía, por ejemplo, para la fiebre e inflamación de las tonsilas (amigdalas), se recomienda Bryonia alb 6C, y para combatir la tos causada por las flemas (moco) que se producen traquea y bronquios se recomienda Antimonium tart.6C.
Se recomienda una dosis de cinco a diez gotas (dependiendo de la talla y el peso del perro) cada cuatro horas hasta que desaparezcan los síntomas, algo que por lo general sucede entre los cinco y los siete días.
Además de la homeopatía también podemos recurrir a otro tratamiento alternativo como es la terapia herbolaria o fitoterapia. No obstante, lo que siempre recomendamos es consultar al veterinario sobre el mejor tratamiento para tu mascota.
