Ante la aparición de síntomas que nos hagan pensar que nuestros peces sufren algún problema de salud lo primero que tenemos que hacer es separar al pez enfermo del resto para evitar posibles contagios. A la hora de realizar un tratamiento siempre acudiremos al veterinario que será quien nos diga qué pasos debemos seguir.
De este modo, existen tratamientos que se basan en antibióticos para tratar úlceras, enfermedades víricas y bacterianas, aunque tienen cada vez menos efectividad porque las bacterias resisten cada vez más.
También se pueden utilizar anestésicos y sedantes o tratamientos con base química como parasiticidas, limpiadores, etc. Por ejemplo, si introducimos al pez en unos segundos en agua salada podremos quitar los parásitos externos de sus agallas, algunos otros tratamientos se utilizan para curar hongos o tratar heridas. La sal también limpiará el acuario.
Si somos un poco más expertos podemos instalar el denominado acuario-hospital, que se coloca al margen del tanque principal y cuya función es servir de aislamiento y zona de tratamiento de los peces enfermos. Bastará con 30 litros de agua y no pondremos filtro ni grava ni ningún elemento.
El objetivo del acuario hospital es aislar al pez enfermo para evitar que contagie al resto, además, los medicamentos pueden ser malos para el agua y así evitamos dañar a todo el acuario. Asimismo, en este tanque podemos observar mejor cómo evoluciona el pez enfermo.
La prevención
Sin embargo, podemos apostar por, antes de tratar, prevenir para evitar que nuestros peces sufran algunas enfermedades. Para ello, deberemos controlar los valores de ph, nitritos y temperatura del agua. Además, daremos a nuestros peces una dieta variada, mantendremos una higiene cuidada del acuario, quitaremos las partes muertas de las plantas y cualquier resto de comida, limpiaremos el filtro, etc.
Por otro lado, la observación de los peces es fundamental, verificando el estado de su piel, sus aletas y sus escamas.